Vértigo, uno de los más memorables relatos del elogiado director Alfred Hitchcock, su guión se encuentra basado en la novela “Sueurs froides: d'entre les morts” escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac, un tenso suspenso psicológico que se extiende alrededor de 128 minutos, en esta singular historia el elemento clave es el juego mental permanente que se desarrolla entre los dos protagonistas del film.
Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective que padece de una enfermedad conocida como vértigo, esta enfermedad consiste en “una ilusión de movimiento o de giro del entorno o de uno mismo, siendo la sensación de precipitación en el vacío lo más común. Se acompaña normalmente de náuseas, pérdida del equilibrio (mareo) y sensación de desmayo inminente. El vértigo se relaciona casi siempre con una alteración del sistema vestibular, que se halla dentro del oído interno y coordina el mantenimiento del equilibrio así como de nuestra postura, y puede ser momentáneo o durar horas o incluso días.” (Información de www.dmedicina.com ), este se identifica con el personaje de Madeleine Elster (Kim Nova) por su extraña fascinación por el pasado representado en la figura de Carlotta Valdés, este detective según lo plantean Chabrol y Rohmer en su obra literaria llamada Hitchcock, se encuentra “enamorado no de una mujer sino de la idea de una mujer”, los trastornos psicológicos de ambos personajes permiten que se desarrolle un extraño amor que parece acabar con la supuesta muerte de Madeleine; sin embargo este amor irracional y descontrolado se desenvolverá luego en un camino aún más siniestro.
Stewart cae en una crisis psicológica tendida bajo dos situaciones paralelamente, el suicidio de su amada y la obsesión con la misma, al reencontrarse con la figura de Madeleine bajo el personaje de Judy, el protagonista convierte su papel de victima a un fatídico creador tal como la antigua leyenda de Pigmalión y de Galatea de la mitología griega; sin embargo de una manera distinta, en el caso de Pigmalión es un escultor que desea crear a la mujer perfecta, en el argumento de Hitchcock, Stewart más que desear la mujer perfecta ansía con “resurgir a su amante de entre los muertos” (Chabrol y Rohmer), este reencuentro hace de aquel amor prohibido y extraño, un amor escalofriante en donde Judy (quien es la misma persona que Madeleine) se convierte en la victima de una transformación, este hombre trata de transformarla en su difunto amor así como igualmente lo hizo Gavin meses atrás para ocultar el crimen perfecto de su esposa, no solo lo hace en su apariencia física con su vestimenta y su color de cabello, también la entrena para actuar como ella, y la sitúa en los principales lugares en donde se desenvolvió su historia con Madeleine.
Stewart en una de las escenas actuando como Pigmalión
Pintura de Pigmalión - Bronzino (1530)
Esta película es una historia que se cuenta dos veces, en la primera parte parece ser un suicidio de una mujer con trastornos o la incorporación de un espíritu del pasado, en la mitad de la obra descubrimos que en realidad todo fue un plan estratégico para la realización de un crimen perfecto, y en la tercera parte es como si Hitchcock nos propusiera la historia ya no desde la perspectiva de Stewart sino bajo la perspectiva de Gavin, visto de otra manera, este director le propone al espectador que observe como se realizó el plan del crimen, sin embargo el detonante de esta locura no es la intención de matar, por lo contrario es la de recuperar y de traer a la vida aquel ser que ya no se encuentra bajo el plano terrenal.