Relato cinematográfico del famoso mago del suspenso, Alfred Hitchcock, llamada Psicosis, Psycho, Pychose o Psico, sin importar el idioma lo relata Peter Conrad en su libro los asesinatos de Hitchcock, la palabra locura siempre significará lo mismo, este escalofriante film dejará claro con su serie escenas este significado perturbador con el cual se denomina su obra.
Dentro de sus películas Hitchcock, “representa lo que se supone que no debemos de ver” (Conrad, p.19), construye una secuencia de hechos irreales, que se superponen a la realidad del espectador luego de enfrentarse ante el film, al observar Psicosis o muchas de las obras de este gran director, perdemos la perspectiva de observadores a victimas, el imaginario surrealista de Alfred inunda la realidad de nuestras vidas cotidianas, infunde el miedo donde antes simplemente no existía “él supo anular la realidad y provocar el miedo” (Conrad, p.26) “Hitchcock se complacía en aterrorizar a la gente con sus propios cuartos de baño, lugares que antes de Psicosis eran zonas de invulnerablemente privacidad, reservados o claustros donde los puritanos se purgaban” (Conrad, p.24)
Psicosis se caracteriza por esconder detalles ante su público, distintas escenas ofrecen esta particularidad como por ejemplo las gafas oscuras del policía nos ocultan la mirada, la verdadera expresión o como románticamente se dice comúnmente, tras las gafas se ocultan las ventanas del alma en donde se exponen las verdaderas intenciones del personaje sobre esta aparente mujer sospechosa.
Por otra parte la mayor causa de incertidumbre se provoca paulatinamente durante toda la película con el personaje de la madre, en las distintas escenas donde este personaje aparece pero su rostro nunca sale al descubierto. Primeramente por la lejanía con la que Judith observa la ventana de la casa en donde aparece esta extraña mujer caminando, consecutivamente escuchamos su gritos pero igualmente no logramos observar este personaje, la tercera vez es una escena clave, en esta observamos la complexión del asesino que presuponemos como la madre; sin embargo gracias a su posición contra luz y no permite que observemos las facciones del rostro asesino.
En el segundo asesinato que se comete en contra del investigador privado, la posición de la victima se encuentra frente al espectador y su asesino a espaldas nuestras, un detalle que vale la pena destacar es como “Balssam no golpea la puerta, pero antes de entrar a la casa educadamente se quita el sobrero, triste escrúpulo que visto ahora lo convierte en victima… está despejando el camino al cuchillo que Mrs. Bates clavará en su frente” (Conrad, p.342). Es valioso recordar como en ningún segmento anterior a la última y más tenebrosa escena del relato en donde se presenta la figura de la madre no se dice o ni se reconoce a este ser como un ser sin vida, por lo tanto hace al observador presuponer durante todo el film que es la mujer anciana quien ha cometido los crímenes.
Sin embargo Hitchcock como siempre logra un impactante desenlace claramente bien pensado y manejado a través del análisis que presenta un psicólogo ante todos aquellos que desconocen el verdadero asesino, incluyendo a los espectadores quienes al igual que las personas presentes en el film no han comprendido con claridad todo lo que ha sucedido, especialmente cuando se habla de un trastorno psicólogico de un asesino con personalidad múltiple, que por la escalofriante e inmensa culpabilidad tras haber asesinado a su propia madre por celos de su nuevo amante padece de esta enfermedad, en donde su mayor afán es conservar vivo a ese ser que despeadamente ahora le ha poseído completamente su personalidad y ha procedido a auto delatarse sin tan siquiera saberlo.
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