Marnie la ladrona, un intrigante thriller psicológico del año 64 dirigido por el aclamado director Alfred Hitchcock. La película relata la historia de Marnie “una asesina y una cleptómana” según lo describe el libro los asesinatos de Hitchcock de Peter Conrad.
Este enigmático relato posee una basta variedad de símbolos que se muestran reiteradamente a lo largo de las distintas escenas, y que el espectador solo llega a comprenderlos verdaderamente hasta el final de la obra cinematográfica.
En primera instancia cabe destacar la extraordinaria utilización de la simbología del color a nivel plástico y dentro del argumento del film. Por ejemplo en una de las primeras escenas en donde se denota la importancia del color es en donde Marnie modifica el tono de su cabello y “experimenta una alteración alquímica en el baño de su hotel”, y esos “misterios del salón de belleza… recuerdan a los de a aquellos cuartos oscuros fotográficos… en donde el negativo se vuelve positivo” (Conrad, p.156, 2003).
Al mismo tiempo el papel del color destaca cuando Marnie escucha y observa la fuerte tormenta en la oficina de Connery y grita efusivamente “¡Detengan los colores!” a lo que Connery pregunta al enfrentarse a esta reacción tan insólita “¿Qué es lo que te molesta de los colores?”. Igualmente el miedo hacia el color rojo se identifica en distintas escenas, como por ejemplo, cuando observa los gladiolos rojos en casa de su madre o cuando derrama la gota de tinta roja en la manga de su blusa.
Por último es válido destacar el significado del color blanco, quien también posee su papel cuando Marnie menciona a los tipos de trajes blancos que llegaban a su casa durante su infancia borrosa.
Otros símbolos recurrentes son los golpes que al igual que las tormentas provocan en la protagonista una fuerte alteración psicológica. Cabe destacar también el goteo del agua, elemento simbólico que a la madre de Marnie “la pone ansiosa”, este elemento se reitera cuando Diane Baxter menciona como parte de su dialogo “seguramente voy a salpicar y a derramarlo todo”, “todo este goteo, este derrame, este salpicar, recuerdan a los relojes de Dalí, sólo que para Hitchcock el sucio flujo está asociado a la mujer y no al tiempo. El cuerpo femenino es un agujereado saco de fluidos” (Conrad, p. 247, 2003)
Y el elemento que a criterio personal posee la mayor relevancia es el ocultamiento de las fuerzas instintivas, que se identifica claramente en distintas escenas, una acción que realiza la protagonista da pie a argumentar este ocultamiento y es el “pudoroso hábito de taparse siempre las rodillas con la falda, como si fueran un tesoro nacional” (Conrad, p. 222, 2003), de igual manera es claro la represión de Marnie ante el instinto sexual, esto se debe a sus trágicos recuerdos que a pesar de permanecer “bloqueados” se expresan por medio de su subconsciente, por esta razón Conrad describe “sexualmente frígida exceptuando su fijación con su caballo” (p.121), ya que su única expresión afectiva durante la película se desarrolla con este animal que no sería capaz de hacerle daño como los seres humanos.
Más allá de una acción o una escena los rasgos más sobresalientes de ficha literaria de Connery intentan ocultar esta represión por lo íntimo y sexual, los conceptos se esclarecen al ejemplificarlos por medio de las escenas, “cuando Connery la pone a mecanografiar su manuscrito sobre los Depredadores arbóreos del bosque tropical brasileño. Él es un zoólogo frustrado especializado en el estudio del comportamiento instintivo, que heredamos de nuestros ancestros de comillos y garras. Este guardián de zoológico, obsesionado con disciplinar y dominar sexualmente a las bestias que atrapa” (Conrad, p. 144, 2003) esta escena se suma con la terrible situación que sucede posteriormente durante la extorsionada y abusiva luna de miel que Connery obliga a Marnie a llevar a cabo a cambio de su libertad, el observador se enfrenta a como el antagonista del film desea llevar a cabo su cometido sexual derrochando su instinto animal al lado de esta hermosa mujer; sin embargo debe de reprimirse ante la alteración psicológica que sufre Marnie al permanecer cerca de un hombre.
Estas escenas y estas represiones no son más que lo “…que nos han prohibido mirar, ya sea por censura o por nuestra propia timidez. Freud llamaba a dichos episodios de revelación…” (Conrad, p. 265, 2003).