39 escalones

Los 39 escalones, una película del reconocido director Alfred Hitchcock, en esta adaptación cinematográfica de la novela de John Buchan, destaca como personaje principal un hombre de origen canadiense llamado Richard Hannay, se presenta a lo largo del relato como un hombre solitario y misterioso ya que

este no parece poseer historia, un hombre viajante que no esclarece tener un rumbo establecido, carente de trabajo y familia. Este desde su primera presentación ante la cámara se le muestra como un hombre perspicaz y prudente entre una multitud de personajes borrachos e iletrados, este hombre a pesar de la muchedumbre agitada mantiene su calma y además de esto se muestra como un caballero ante la mujer que necesita de su ayuda aún sin conocerla, estos leves detalles nos van introduciendo a Hannay, personaje que luego enfrenta la adversidad con gran inteligencia, pasividad y espontaneidad. Hannay se comporta como un gran hombre con la señorita Annabella Smith que ha encontrado a la salida del music-hall, le prepara de comer, la deja quedarse en su casa y además de esto se muestra como un hombre de confianza y crédulo, esto hace que la señorita que es una espía le confíe un gran secreto de estado, y no acaba aquí, además de confesarse ante él, le confía continuar su labor en esta misión tan importante. En uno de los momentos más oscuros de la película en donde Annabella muere a la orilla de su cama con un puñal clavado en su espalda, el personaje no desespera, no reacciona alteradamente ni con miedo incontrolable; por el contrario este se levanta con una actitud calculadora en donde enfoca sus pensamiento en dos situaciones, el temor por ser asesinado y como desarrollar la misión que la señorita le ha confiado. En la escena donde se encuentra con el lechero es donde primeramente muestra su astucia para mentir, con sus movimientos seguros, su tono firme que no titubea en los momentos angustiantes, y su claridad al hablar en donde no confunde ni duda las palabras adecuadas para las distintas situaciones. Su agilidad y sagacidad le salvan de la persecución del tren, en donde se burla de los policías y se logra escapar, esto se da reiteradamente a lo largo de la película, su elocuencia y su tacto con las mujeres le salva la vida en distintas ocasiones, como por ejemplo en la casa de los campesinos, en la oficina del 

alguacil cuando este huye por la ventana, en la conferencia que se hace pasar por un orador político que apoya el deseo del pueblo, huyendo del automóvil con la señorita incrédula que no confiaba en su argumento, entre otras 

ocasiones,  este personaje además de sus cualidades ya mencionadas, sin dejar de lado la seguridad en sí mismo y su valentía, su gran suerte es algo que definitivamente se debe de tomar en cuenta ya que se sale a luz en reiteradas circunstancias, ya que parece que siempre logra llegar a la salida adecuada de todas las situaciones, logra en medio de la adversidad ver la oportunidad de escapar de quienes lo persiguen o lo acusan, es un perseguidor perseguido, este siempre persiste en encontrar la verdad a lo largo de su viaje; sin embargo los espías enemigos lo persiguen hasta el cansancio haciéndolo parecer el verdadero culpable de los males, siendo este un falso culpable uno de los personajes favoritos del reconocido director Hitchcock. Su destino lo conduce a escenarios en donde no es bien recibido; sin embargo este logra desenvolverse como un el mejor hombre en quien pudo haber confiado Annabella su misión, al finalizar el relato como consecuencia de todos los acontecimientos, Hannay se convierte en un verdadero espía con todas las cualidades necesarias para culminar la investigación que dejó pendiente la mujer fallecida y lograr desenvolver el terrible secreto de los 39 escalones.